África enfrenta enormes desafíos de suministro de energía derivados de su población en rápido crecimiento y su infraestructura de red relativamente deficiente. Sin embargo, dadas las presiones de la sostenibilidad y el cambio climático, África no puede permitirse el lujo de depender demasiado de los combustibles fósiles. Afortunadamente, el continente africano cuenta con abundantes recursos de energía solar, eólica e hidroeléctrica, que proporcionan una base sólida para su futura transición energética.
Los observadores del mercado señalan que a través de la inversión en energía renovable, se espera que África logre una descarbonización energética completa para 2050. Aunque el cambio climático está afectando cada vez más a África, la contribución de la región al cambio climático global es relativamente pequeña. Para satisfacer la creciente demanda de energía y controlar las emisiones de carbono, África debe encontrar un equilibrio entre generar energía, mantener la sostenibilidad y garantizar la asequibilidad de la energía.
Actualmente, la red energética de África es la menos desarrollada del mundo, mientras que el crecimiento demográfico de la región es también el más rápido del mundo y se espera que se duplique de aquí a 2050. Esto significa que a mediados de siglo, una cuarta parte de la población mundial vivirá en Africa Sub-sahariana. Este rápido crecimiento demográfico creará enormes brechas en las necesidades de energía e infraestructura.
Actualmente, alrededor de 600 millones de personas en África no tienen suministro de electricidad, y las zonas con suministro de electricidad también enfrentan inestabilidad y falta de confiabilidad. Se espera que la demanda de energía aumente en un tercio durante la próxima década a medida que el África subsahariana crezca, se desarrolle y se industrialice. Para satisfacer esta demanda, la capacidad de generación de energía de África debe multiplicarse por diez para 2065.
Sin embargo, los países africanos no pueden repetir el modelo histórico de desarrollar sus economías quemando grandes cantidades de combustibles fósiles en los países desarrollados. Afortunadamente, África tiene abundantes recursos de energía renovable, incluidas la solar, la eólica y la hidroeléctrica. Si se invierten y desarrollan adecuadamente, estos recursos tienen el potencial de impulsar el crecimiento económico y resolver los problemas de suministro de energía en África.
Actualmente, un equipo de investigación compuesto por científicos ruandeses y alemanes ha establecido una base de datos sobre centrales eléctricas de energía renovable en África. Este es el primer proyecto que proporciona una descripción general completa de las plantas de energía renovable africanas, incluida información clave como coordenadas geográficas, estado de construcción y capacidad. Según la base de datos, África está en camino de alcanzar sus ambiciosos objetivos energéticos.
La base de datos muestra que algunos países africanos podrían estar completamente descarbonizados para mediados de siglo si todos los nuevos proyectos energéticos planificados se implementan sin problemas. Además, el 76% de las necesidades eléctricas de África podrían cubrirse con energía renovable para 2040, suponiendo que todas las plantas de energía limpia en construcción se construyan según lo planeado y alcancen su capacidad máxima.
Sin embargo, si bien la energía hidroeléctrica puede ser una solución viable a corto plazo, una dependencia excesiva de ella a largo plazo podría plantear riesgos para la seguridad energética, especialmente durante períodos de sequía. Por lo tanto, los científicos recomiendan combinar la energía hidroeléctrica con la eólica y la solar para crear una solución de combinación energética más sostenible y diversa.
En conclusión, a pesar de los desafíos que enfrenta, África se está convirtiendo en un actor cada vez más importante en la industria energética mundial. Sus condiciones climáticas y ecológicas únicas y su densidad de población relativamente baja lo convierten en un lugar ideal para el desarrollo de energías renovables. Con la inversión y el apoyo adecuados, África tiene el potencial de convertirse en una base mundial de fabricación y suministro de energía limpia.